Soy.
Soy, fui, y seguiré siendo una ilusa. Una ilusa que vive creyendo que todos son como ella.
Realmente, nadie me conoce y así me siento. Así lo siento.
He pensado que las amistades son pasajeras, que el amor se transforma y no dura para siempre. Pero tengo amigos. Amigos a los que amo y con los que he compartido mucho. Y estoy enamorada, enamorada y feliz.
Y creo que eso es amor. Sino lo es, no sé que puede ser.
Soy, soy todo lo que me hace falta para ser. "Entre contradicciones me encuentro" y así es. Cuando más cosas conozco sobre mí, más empiezo a desconocerme.
No me gustan las injusticias, y aborrezco las mentiras. Pero sí, he dicho una que otra. La mejor que me sale es la de que "no me pasa nada". Miento, miento fríamente cuando digo eso.
Me pasa mucho.
Estoy cansada.
Cansada de la mierda de sociedad en la que me tocó vivir. Cansada de esperar que un gobierno corrupto acabe con el dolor del pueblo. Cansada de que sea yo la que siempre tiene que buscar a las personas. Cansada de las peleas con mi papá. Cansada de no poder ver a mi familia todos los días. Cansada de que mis hermanas sufran y yo no pueda hacer nada. Cansada de esperar cosas que nunca van a suceder. En fin, estoy cansada.
Soy fría y estoy callada, porque cuando pedí ser escuchada nadie lo hizo. Grito muchas veces en silencio. No quiero dañar a nadie con mis palabras, por eso me las guardo.
Poco a poco he dejado de soñar, he dejado de imaginar un futuro. Vivo el hoy, el ahora.
Soy una persona insegura, porque así me convirtieron.
Alguna vez alguien dijo que las palabras hieren más que un golpe. No se equivocaba. Sufrí las dos cosas, y lo más que me duele y sigue doliendo son las palabras. El golpe se calmaba después de unos días. Pero el daño verbal no. Ese lleva atormentándome más de cuatro años.
Desconfío de mis habilidades, de mi conocimiento, de mi fortaleza. Desconfío de mi, más que de cualquier otra persona. No me creo capaz de nada, y siento que nadie merece tenerme en su vida.
Soy poca cosa.
Reconozco cuando alguien está mintiendo, reconozco un rostro destruido que sonríe para no alarmar a nadie. Reconozco cuando callan las cosas. Reconozco los rostros de quien sufre en silencio.
Es el que veo todos los días en el espejo.
He aprendido que nadie está "totalmente feliz", nunca. He aprendido que debo ver en el dolor y en el sufrimiento, el amor.
Ahí, donde nadie lo busca.
Pero es difícil. Es difícil sanar heridas.
Tengo heridas viejas en mi vida. Heridas que nunca sané y que no sé como sanar.
Soy una mentirosa al decir que no guardo rencor. Si lo guardo.
Siento rencor, mucho rencor, pero no puedo desearle el mal a nadie.
No sé perdonar, necesito aprender a hacerlo.
Necesito mirar a la cara a las personas que me han dañado y poder perdonarlas. Pero soy muy cobarde para eso.
Me he tragado muchas palabras, mucho dolor. Y todo porque no me atrevo decir lo que siento.
Soy muchas cosas, y día a día sigo aprendiendo lo que soy. Tengo muchas personas a mi lado que me ayudan a descubrirlo.
Y aunque no se los diga, les amo. Les amo con todo lo que alguien roto puede amar.
Quiero sanar mis heridas para ser lo que ellos se merecen.
Soy, soy y siempre seré una ilusa. Una ilusa que quiere aprender a ser.
3 de marzo de 2015
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