Reflexionando en Rincón

Desde que la Universidad de Puerto Rico se fue ha paro, y eventualmente a huelga he tenido mucho tiempo para pensar. Pensar sobre asuntos académicos, pero sobre todo pensar en mi vida, en el pasado, en el presente, y en el futuro. He pensado y analizado una y otra vez todas mis decisiones, las que tomé y las que me faltan por tomar. También he pensado en lo que he vivido, y lo que me falta. Es un ir y venir entre el pasado y el futuro. Como el péndulo del reloj que no se detiene nunca. Así me he sentido estos días.

Y hoy, no sé si es la lejanía o la calma de las olas del mar en Rincón, pero siento que el péndulo se detuvo. Y me he preguntado, ¿por qué será que nos gusta culpar tanto a los demás o simplemente a otras cosas?

Una de las contestaciones puede ser que es más fácil. Es más fácil culpar a la maestra o profesor de tu mala nota que decir que no estudiaste. Es más fácil culpar a tu hermana o hermano de algo que hiciste que hacerte responsable. Es más fácil decir que fue culpa del otro, que aceptar las consecuencias de tus errores. Y, ¿por qué nos gustará tanto lo fácil?

De estas interrogantes también llego a preguntarme, ¿serán culpa del otro mis acciones? ¿o les echo la culpa porque es más fácil?

Siempre digo que no me gusta hablar de mi vida, pero este blog está lleno de eso. De cosas que me han pasado, buenas y malas. Si me lees desde hace mucho, podrás tal vez conocer una parte de mi que pocos lo han hecho. Y tal vez notarás los cambios que he atravesado. Los sube y baja de emociones, la "montaña rusa".

Entonces vuelvo a cuestionarme, ¿somos como somos por los demás o porque hemos decidido serlo?

Cuando falleció mi "mamá" algo dentro de mi se rompió, se detuvo todo. Fueron días, semanas y meses difíciles para mí y mis hermanas, y es un tema del que pocas veces queremos hablar. Entonces, mi vida cambió. Vivía con miedo a vivir, a morir, y a que todos murieran. Le tenía miedo a la muerte, porque si ya se había llevado a una persona a la cual amo tanto podía llevarse a más. Y nadie tenía culpa de eso.

Tiempo después terminó una relación que pocas veces me sirvió de apoyo durante esos meses difíciles pero que me dejó más desorientada de lo que estaba. y volví a tener miedo. A parte de tener miedo a que todos se murieran, también tuve miedo a que me fallaran. A que me dejaran sola, a no tener a nadie. Pero nadie tenía culpa de eso.

Nadie tenia culpa de que me alejara de las personas. Nadie tenía culpa de que tiempo después terminara buscando ayuda porque no había podido bregar con el luto. Ni Maty por morir, ni él por fallarme. Nadie, solamente yo.

Entonces pasó el tiempo, y entendí. Entendí que sí, nos gusta culpar a los demás porque se nos hace más fácil, pero realmente nadie tiene culpa de como reaccionemos nosotros a lo que nos pase. Nadie tiene culpa de mis miedos, de mis desconfianzas, de mi manera de ser. Solo yo.

Y cuesta, cuesta reconocer los errores y hacerse responsable de nuestros actos, pero hay que hacerlo. Y es necesario perdonar, y es necesario olvidar. Yo tomé decisiones que en su momento parecieron correctas, y me he arrepentido de algunas. Pero de otras estoy 100% segura que fueron lo mejor que pudo haberme pasado.

Muchas de ellas las tomé muerta de miedo, pero lo importante es que he decido seguir adelante con mi vida, y me va bien. Ese es el punto de todo.

Uno pasa por distintos lutos a lo largo de la vida. Luto por muertes, o luto por cambios en relaciones, trabajos, en el hogar y cada cual vive los lutos de distinta manera. El punto está en aprender a vivirlos. Y aunque vivamos con miedo, aprender a seguir.

También entendí que no voy a tener las contestaciones a todas las preguntas. Que muchas veces me voy a equivocar, que voy a fallar, que no siempre tendré lo que quiero, ni se hará lo que espero, pero coño, entendí que debo vivir, que debo arriesgarme.Que tal vez falle, pero debo perdonarme, no soy perfecta, ni lo seré nunca.

Y no sé dentro de esos tropiezos hay que aprender a vivir, a levantarse y seguir. Nadie tiene las respuestas a todo, y si alguien las tiene estoy disponible para escucharlas.

Lo más fácil es culpar a los demás, yo ya entendí que lo fácil muchas veces termina en error, así que mejor le apuesto a lo real. A pedir disculpas cuando lo siento, y a aceptar mis errores cuando es necesario. Tal vez me equivoque, pero al final que importa es que voy buscando la manera de vivir en paz conmigo, sin importar lo que alguien más pueda o no hacerme.

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